Eso sí, los ideólogos de la propaganda oficial se cuidaron muy bien de remarcar que vivimos en una sociedad de clases, en la que un joven de clase media no es lo mismo que un pibe de la villa. Pero la distinción no la hacen para cuestionar a esta misma sociedad de clases, sino para "prevenirnos" de sus efectos.
Así, los mensajes (incluyendo las estéticas, las músicas y
hasta las voces en off) se diferencian de tal modo que nadie puede confundirse.
A todos, claro, los termina ayudando la SEDRONAR. Pero acá también hay
diferencias de clase. A los jóvenes chetos alcanza con que se les acerque un
funcionario de la
Secretaría para que se levanten y anden. A los “otros”, a los
que se “dejan matar”, hay que levantarlos entre muchos, entre tres o cuatro.
Porque, según la SEDRONAR ,
la destrucción alcanzada por esos pibes (y la consecuente imposibilidad de valerse por sí mismo) es deliberadamente mayor que la de los
muchachos divertidos y eléctricos.
¿Estigmatización, segregación, caracterización clasista?...
Sí, y mucha. Parece que desde que un cura “progre” ocupó el cargo que hacía
rato estaba sin uso al frente de la
SEDRONAR , la onda es salir públicamente a mostrar que el
consumo de drogas en la juventud es un verdadero flagelo y un problema con
graves consecuencias sociales. Pero ojo, según la clase del drogado las
consecuencias son distintas. ¿Alguna diferenciación o separación de este
discurso con las políticas represivas y reaccionarias de Scioli y su ministro
Granados, de De la Sota
y su saturación policial de Córdoba o de la justificación que Massa, Macri y
hasta el “socialismo” de Binner hicieron de los linchamientos fascistas que
vimos en las últimas semanas?
Ayer el cura Juan Carlos Molina salió vía Twitter a
cuestionar la declaración de la “emergencia en seguridad” decretada por Scioli
el último sábado. Pero el cuestionamiento vino por el lado de las “ausencias”
en las medidas del gobernador bonaerense (políticas de “inclusión”, de
educación y de trabajo) y no por el avance represivo de Scioli, convocando a
miles de represores retirados de la policía de Camps y Klodczyk a volver al
“trabajo”, proponiendo más cárceles para miles de jóvenes pobres y destinando
una buena porción del presupuesto para comprar más balas, patrulleros y
pistolas.
La política del gobierno nacional en materia de “seguridad”
y “represión”, expresada en el carapintada Sergio Berni y en el genocida César
Santos del Corazón de Jesús Milani, no se diferencia en nada de lo que hacen
los fachos peronistas en las provincias. Y, mal que les pese a Verbitsky,
Horacio González y otros kirchneristas “de izquierda” cada vez más venidos a
menos, la comparsa “progresista” que habita despachos del Estado nacional no
puede menos que acompañar el giro a derecha del régimen político de conjunto.
Eso sí, a su manera. La campaña de la SEDRONAR se inscribe en ese acompañamiento
hipócrita (tímido a veces, descarado otras) al ala derecha del kirchnerismo que
se perfila como sucesora de CFK, próxima garante gerente del “modelo”, que de
desarrollo e “inclusión”, claramente, tiene poco y nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario